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domingo, 21 de agosto de 2011

tormenta

Tormenta, mi furia vital queda confinada por unas apocalípticas sensaciones, unas sensaciones tan sombrías y oscuras que hacen que el pequeño demonio que hace que todo sea blanco de mi furia quede atemorizado por esa fuerza sobrenatural, un viento de cálidas almas que a su paso por la tierra , rozan tus mejillas con susurros de pavor , incesantes, sordos, pero inconfundibles, una gotas de los lamentos de los que han perdido a no haber luchado, caen y se deslizan por la frente , con un frío helador a la par que ardiente, un crujir épico como una jauría de rabias, odios y sentimientos ocultados, un gruñido atronador, una declaración de guerra. A lo lejos un resplandor, invisible, incesante, inesperado, anunciador de penares y de furia, implacable, mortal.
Mi demonio queda asombrado por la belleza del caos, el desorden, la pura verdad, la muerte. Siento que cada grito de mi furia provoca un fulminante rayo, cada lágrima que causo se traduce en un temible huracán , pues ese soy yo, y mi furia es de temer y mi rabia me hará emisario de la verdad y de la muerte

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